Ya se está yendo... Se va para no volver.
Hoy él solito ha caído en un estado de "semi inconsciencia", o al menos eso dicen, pero me cuesta creerlo. También dicen que ya no está, que solo se mantiene físicamente pero no lo creo o al menos no quiero creerlo.
Le he vuelto a ver y esta vez he sido yo la que no le ha reconocido... Él ya no vive, tan solo le sujetan a la con unas pequeñas pinzas a la vida y él como un auténtico campeón aguanta...
He estado tres horas a su lado, sin moverme, agarrada a su mano, y he notado como me apretaba...
Dicen que son espasmos normales, pero realmente tampoco quiero creerlo...
No sé si me ha escuchado o no pero le he hablado. Le he contado recuerdos de los dos, recuerdos de mi infancia a su lado y por último le llevé una pequeña sorpresa...
Toco el piano desde hace ocho años y a él le encantaba escucharme, así que me grabé tocando cosas que ya me había escuchado y por último una canción compuesta para él...
La enfermera que entraba de vez en cuando no daba crédito a lo que veía, una niña o "pequeña" ( como me dijo, y ya tengo los 16) aguantando firme y en pie al lado de su abuelo para ayudarle.
Pues, ¿sabéis qué? Creo que lo nota, creo que ha sentido que he estado allí y además le ha gustado mi canción
Mis amigos me dicen que como es posible que aguante el verle así y todo, pero yo realmente no aguanto, me derrumbo de vez en cuanto pero soy capaz de levantarme con pequeños momentos como el de hoy y mantener mi sonrisa.
Llegué a casa y vi a mi madre llorar, ella sí que no puede más...
Me sentí impotente, y al verme me habló, diciéndome
"Paula, dile que le quieres y no te quedes nada dentro, no esperes más, se está preparando para irse"
No supe como reaccionar, tanto que me quedé quieta mirándola. Una serie de capítulos o escenas me vinieron a la cabeza, de toda mi vida con él, aunque ya lo sabía, esas palabras me confirmaron que le perdía, que aunque ya nos habíamos hecho a la idea, duele, que aunque ya estemos preparados, duele.
Muchos médicos han estado a nuestro lado durante estos 10 años, hablándonos y dándonos datos y datos, números y números, y repitiéndonos que mi abuelo no sufría, que el Alzheimer tiene eso de bueno. Pero se equivocan, esta junto con otro par de enfermedades son de las peores que pueden existir, a la familia, compañeros y amigos, los machaca por dentro, les hace dependientes, y por supuesto, incomprensibles, ya que hasta que no lo vives no lo sabes.
Es muy difícil cambiar el pensamiento de alguien, pero queridos médicos, no sigáis diciendo que el Alzheimer tiene cosas buenas, ya que lo único que harán será hacer que la familia se sienta peor, porque no encontrarán un motivo por el que ellos se sienten así, si según sus datos y números no es "tan mala".
Tengo 16 años, pero soy consciente de todo el historial de mi abuelo, y yo solo cuento como lo he vivido, como ante una enfermedad tan común, nadie sabe nada, nadie sabe como los números no bastan, y como con un "no está sufriendo" todo se arregla.
lunes, 30 de abril de 2012
jueves, 23 de febrero de 2012
22.Septiembre.2011
*Luego no lo
sé, pero creo que ahora mismo estoy preparada para lo que tenga que pasar, creo
que podría aguantar ese último adiós...
Pero sé,
para que no estoy preparada, sé para que no puedo ser fuerte por más que lo
intente:
No puedo
llegar a casa y ver a mi tía, esa fuente de felicidad conteniéndose las
lágrimas a más no poder.
No puedo ver
como mi primo, ese que es todo un hermano para mí, está enfadado con el mundo y
se encierra en cualquier parte porque lo está pasando mal.
Y sé, por
encima de todo, que no puedo ver a mi madre llorando desconsoladamente, porque
simplemente, para eso no estoy preparada.
Todo esto me
ha hecho fuerte, sé que lo soy.
Soy capaz
de sonreír cada mañana y aguantar, soy capaz de no hundirme con tal
de ayudar a estas personas que tanto me importan, pero hay que admitirlo,
muchas noches me hundo llorando, lloro en que pasara después, en qué será
después...
En el
colegio no nos enseñan para actuar ante este tipo de situaciones, y creo que
voy bastante bien, pero tengo miedo...
¿Realmente
voy a ser capaz de ver a mi madre así durante un tiempo?
¿Y cuánto
durará ese tiempo?
¿Seré capaz
de ser yo su fuente de apoyo?
....
22.Septiembre.2011
Como todos estos últimos días salgo
del colegio y me encuentro con mi madre, la cual cada vez la veo más dolida,
y menos ella misma...
A pesar de que ya estoy con exámenes
parciales y todo, hoy mi madre y yo hemos querido tomarnos un poco la tarde
libre ya que creo que por parte de ambas nos lo merecemos, así que llamamos a
mi tía y nos fuimos a un bar del Burgo, en el pueblo, a sentarnos y relajarnos.
Una vez allí, todo era muy
raro, intentábamos hablar en general, pero... no era el momento así
que vimos que lo mejor era hablarlo, y desahogarnos entre las tres.
Resulta que esa mañana el médico,
había dicho que tan sólo había un 20% de posibilidades de que
mi abuelo aquel que estaba aguantando como un campeón, saliera del hospital...
No os podéis creer lo que en
ese tipo de momentos tan solo un 20 pueda significar tanto.
Mi tía María, la que tanto admiro, y
la que se sentaba a mi lado, era la pequeña de los cuatro hermanos, y la única
que a pesar de los lloros, mantenía la esperanza en ese 20 %, al contrario que
mi madre, la segunda mayor, que ya se iba haciendo a la idea; como yo.
Aunque cada uno podemos tener los
pensamientos que queramos, mi madre y yo veíamos como mi tía no se podía
imaginar lo que podía pasar, y estuvimos intentado que entrara en razón, pero
de nada sirvió...
Tras momentos incómodos de silencio,
donde nuestros pensamientos iban más allá de los recuerdos de mi abuelo,
aparecieron dos amigas de mi tía, y contándolas lo sucedido, se sentaron y
rápidamente estuvimos riendo y calmándonos...
*Ahora mismo me siento, sola, vacía
por dentro... Y se que el momento se acerca y no me creo capaz de saber actuar,
habrá que dejar que el tiempo decida...
martes, 21 de febrero de 2012
21.Septiembre.2012
Salgo a las
15.20 del colegio, y tras comer, me dirijo al hospital donde mi madre al final
me espera, quería contarme lo que pasaba...
Esta misma
mañana, la enfermera había ido a la habitación con una inyección de morfina
para mi abuelo, era un gran calmante pero que a una persona mayor y tan débil
como se encuentra mi abuelo seria la última, un no despertar...
Rápidamente, mi abuela se negó, ella solo buscaba una mínima calidad de
vida a mi abuelo, pero está claro que eso no lo va a encontrar, así que prefiere
que pase lo que tenga que pasar...
Hoy he
vuelto a estar con él, siento decirlo, pero se va... es así...
Es tan solo
cuestión de días...
Yo lo único
que me quedo de esto son los recuerdos que llevo, y que nadie nunca me podrá
arrebatar, todo lo fuerte que me hecho con esta experiencia, las grandes cosas
que he aprendido y que el valor de las cosas se las ponemos nosotros.
También
decir, que yo nunca había visto llorar a mi tía y menos a mi madre, creo que
tenemos el concepto de padres algo idealizados, para nosotros, son como grandes
piedras estables, que siempre están ahí y tienen la solución para cualquier
cosa, pero me he dado cuenta que son humanos, son perfectos a su manera, y os
puedo asegurar que ver derrumbarse a una madre es una de las cosas más
dolorosas que puedas ver...
lunes, 20 de febrero de 2012
20.Septiembre.2012
A la salida del colegio me llamó mi madre, se iba al hospital y me preguntaba si quería ir; no me negué.
Bajé hacía casa y me senté en la acera.
Esperando apareció, y sin quererlo me puse a llorar... era la
primera vez en un par de meses que lloraba conscientemente por él... le echaba
tanto de menos...
Intenté disimular, pero no funcionó y se dignó a hablarme...
No tuve valor para nada, tan solo para decirle como estaba mi
abuelo y por supuesto ocultarle que en ese momento por quién derramaba lágrima
era por él...
Acabamos hablando de nuestro verano y en sus ojos vi como aún me
quería pero miré a otro lado, no se lo merecía...
Por fin llegó mi madre, me levanté y con una valentía que me
sorprendió a mí misma, abrí la mochila y se lo di; el regalo que le prometí de
mi viaje a Estados Unidos, era un disco, pero no uno cualquiera, sino uno que
deseaba desde hacía mucho tiempo y que solo se comercializaba allí en EE.UU.
Vi en su cara una mezcla de sorpresa y alegría, realmente creía que
después de todo no se lo traería.
Me dio un gran beso en la mejilla y mil gracias, mientras yo
notaba puñaladas en lo más profundo de mí...
"Lo siento me tengo que ir, mi abuelo me espera", fue lo único
que me vi capaz de decirle para separarme de sus brazos.
"Tranquila, ánimo y mucha suerte, si quieres algo
llámame" me contestó, y otro fuerte abrazo...
Me fui corriendo, para alejarme de allí, quería pasar la tarde con
mi abuelo. En la habitación estábamos él, mi abuela, mi madre y yo. Pero ellas
se fueron a comer y yo me quedé con él a solas...
No sabía cómo reaccionar, me había quedado con una persona que no
sabía quién era, que para él era una completa desconocida, pero he de
confesaros que fue el mejor momento en todo este último tiempo.
Él estaba sentado en la silla y desde que llegué me había agarrado
la mano y la apretaba de vez en cuando como para darme a entender que no quería
que me fuera, y allí me quedé, intentando hablar con él y contarle cosas.
Con la lágrima al borde, le conté que gracias a él yo desde hacía
tiempo sabía que quería estudiar, le conté que ya estaba en bachillerato... Y
mil cosas que se me fueron ocurriendo...
Me sentía un poco tonta hablando sola ya que no recibía respuesta
alguna...
Además posiblemente sería la última vez que tendría esa ocasión
para hablar con él, y en vez de decirle lo mucho que le quiero tuve la necesidad
de hablarle de mi vida, de cómo iba, etc.
Cuando acabe pasó algo asombroso que todavía no le he contado a
nadie; me soltó la mano y cuidadosamente y como pudo me acarició la cara,
sinceramente creo que se dio cuenta de que estaba a punto de llorar, pero aun
así continuó, y apoyándola en mi mejilla colorada, me dijo como pudo:
-"Que maja eres, la más maja de todas."
Yo inmediatamente sonreí, me mordí la lengua para contenerme y me
puse a reír, él se relajó y volvió a agarrarme la mano.
Creo que no podía haber salido tan feliz de un hospital nunca.
miércoles, 8 de febrero de 2012
19.Septiembre.2011
No llevaba un día muy bueno, había discutido con todos los
profesores y no estaba de muy buen humor, estaba bastante irritada.
19.00 de la tarde
Otra llamada, siempre llamadas. Mi abuela muy nerviosa le cuenta
algo a mi madre que rápidamente estamos las dos en el coche camino al
hospital.
No sabía nada de lo que pasaba, pero estaba segura de que tenía
que apoyar a mi madre.
Mi abuelo a parte de la neumonía tiene una septicemia, es decir,
una infección generalizada en todo el cuerpo pudiendo alterar y dañar cualquier
órgano, al ser ya una persona mayor y tan débil como está, no puede comer nada
por que lo que le tiene que administrar a parte de los antibióticos, suero para
que no se deshidrate.
Pues resulta que ese suero se lo deberían haber puesto a las
16.00, eran las 19.30 y el suero no llegaba.
Mi abuela fue a decirlo y lo único que supieron decirla fue que
pusiera una reclamación, ella rápidamente llamó a mi madre... y aquí volvemos
al coche ella y yo, en cuestión de minutos estábamos en la atención del cliente
del hospital contando lo sucedido, diciendo que su padre, mi abuelo se iba, que
necesitaba ese suero y como era posible que estuviera sucediendo esto.
Mi madre se estaba poniendo muy nerviosa y yo lo único que podía
hacer era darle la mano y bueno, parecía que se relajaba.
También intentaba darle todo mi apoyo y en algún momento ser yo
la que hablara, ya que además se le empezaban a caer las lágrimas, como ella
dijo, "lo siento mucho, pero con mis familiares no se juega y menos con la
vida de mi padre."
Las señoritas que estaban allí solo supieron decir que, si tanta
queja teníamos, que fuéramos a la Guardia Civil , que ellas tenían mejores
cosas que hacer...
Impresionadas nos quedamos.
A las 20.00 le pusieron el suero y el día se tranquilizó.
domingo, 5 de febrero de 2012
17 & 18.Septiembre 2011
Fin
de semana de las fiestas de Majadahonda, llevaba semanas esperando este sábado.
Desde
Bilbao venía, venía para verme a mí.
13.30
de la tarde.
Yo
me estaba terminando de arreglar puesto que había quedado y tenía todo el
sábado ocupado, cuando; otra llamada.
Se
llevan a mi abuelo al hospital, no le baja la fiebre...
En
dos minutos toda mi casa se aceleró, mi madre corriendo de un lado a otro
buscando cosas, mucha gente por mi casa, que si mi tía para que la lleven,
luego mi abuela para tranquilar la situación... yo no sabía muy bien que
pasaba, todo parecía tan extraño.... y yo a dos minutos de tener que irme...
No
podía dejarle tirado, había recorrido kilómetros tan sólo para pasar el día
conmigo...
Al
final mi madre, mi abuela y mi tía se fueron al hospital con la promesa de
llamarme cuando supieran algo.
Pasó
el día...
18:30 de la
tarde
Ya andaba
bastante mosqueada, no era normal tantas horas de incertidumbre...
Él se debió
pensar que estaba obsesionada, pero era mi abuelo, tenía derecho a saber lo que
pasaba.
Cansada de
esperar llamé a mi madre que casualmente acaba de salir de hablar con el
médico, no quería discutir así que me lo creí y la pregunté:
"El abuelo
tiene una neumonía y por el momento se va a quedar ingresado."
Aunque sabía
que aquello no era nada bueno, mi madre me lo dijo de tal manera que me quedé
bastante tranquila...
Esa noche me
fui a las fiestas de Majadahonda, pero no conseguí animarme, le ví y eso me
terminó de hundir...
Llegué a casa
amargada y sin poder pegar ojo, ya era 18 de Septiembre... algo más que una
fecha para mí, más que un sentimiento...
Este fin de
semana se me había juntado tanto, que no me veía con fuerzas ni para ir ese
domingo a ver a mi abuelo, me sentí algo mal...
Empecé a darle
vueltas a todo y poco a poco me fui quedando dormida.
martes, 31 de enero de 2012
16.Septiembre.2011
Año
2011, Junio.
Yo
me iba de vacaciones y fui a la residencia para ver a mi abuelo y despedirme de
paso, pero sin grandes novedades... Definitivamente no sabía quién era, aunque
he de admitir que creo que me relacionaba con algo especial de su vida, lo vi
en la forma de darme el beso o en la forma de agarrarme la mano, no estoy
segura pero lo vi.
Paso
el verano....
14.septiembre.2011
Era
un día horrible, llevaba todo el día encerrada en casa, y por la noche no
conseguía pegar ojo... ¿Qué me pasaba?
Había
pasado un verano increíble, el mejor podría decirse... a pesar de no haberlo
empezado con buen pie y con el corazón más que roto... Machacado...
Las
cosas fueron girando hacia un lado mejor hasta disfrutarlo...
Pero...
esa noche.... estaba amargada...
Seguramente
sería la angustia de volver a verle a él... aquel que en junio decidió no
querer volver a saber nada mas de mí, aquel que tras años a mi lado decidió que
era hora de acabar...
Habíamos
empezado el colegio, y teníamos amigos en común y como
tonta, sonreía falsamente y decía que yo estaba perfectamente que no
pasaba nada, pero sabía perfectamente que me pasaba, sabía perfectamente que me
pasaba noches enteras llorando amargamente, auto convenciéndome que no le
quería que todo era agua pasada, hasta que no podía más y le lloraba a mi
madre....
Conseguí
cerrar los ojos, y descansar un rato... Pero de repente como si de magia se
tratase, aparecí en una iglesia, y yo me encontraba en el atril leyendo....
sabía perfectamente lo que estaba "viviendo", se trataba de la boda
de mi primo, hace ya más de 3 años, pero había algo que fallaba, en vez de
estar su familia, estaba mi familia, la de parte de mi madre, y yo… no leía un
pasaje de la biblia, leía un texto mío... sobre alguien... cuando me di cuenta
de lo que pasaba abrí rápidamente los ojos y me senté en la cama...
Tenía
una sensación muy extraña.... ese sueño, no era un sueño cualquiera, y sin
saber por qué, me levanté de la cama me puse unas botas y baje corriendo a casa
mi abuela, necesitaba hablar con ella.
Serían
las 7 de la mañana, pero a mi abuela no le importó, me dio un vaso de
leche y me dijo que me sentara, ya que yo llegué muy nerviosa.
Cuando
me tranquilice le dije que tenía la necesidad de pedirla algo...
-"Abuela,
no me preguntes por qué, ni me digas que de donde me saco esto, pero quiero
decirte que si el abuelo muriera independientemente de dentro de
mucho o poco, me gustaría leer algo..."
Exacto,
creo que ya lo sabréis, ese sueño extraño era el funeral de mi abuelo, y
yo estaba leyendo algo acerca de él, escrito por mí, ya que es como mi
segundo padre....
Le
conté lo que había pasado a mi abuela, y ella como siempre tan comprensiva y
cariñosa, me dio un fuerte achuchón esos típicos de abuela que te suenan hasta
huesos que desconocías y me dijo al oído: " hija mía no te preocupes,
podrás leer todo lo que quieras"
A
pesar de que me fui más tranquila por habérselo contado, me fui nerviosa; en
ningún momento escuché decir a mi abuela algo estilo, falta mucho para aquello,
o no te agobies eso no pasara...
Esa
misma tarde empecé a escribir "Diario de tu nieta".
15.Septiembre.2011
Año 2009, embolia pulmonar...
Una persona de 30 años con una salud considerable,
apenas logra salir de esta, lo dijo el médico: "ir preparando el
funeral".
Pero mi tía realmente tenía fe en su padre, "él
saldrá de esta, lo sé." Y efectivamente mi abuelo, con 81 años, salió...
pero realmente no salió...
A ver cómo me explico, el marearle llevándole al
hospital, a la residencia, ingresado, luego no... Le terminó por desorientar
completamente...
Recuerdo estos dos últimos años, respecto a este
tema, bastante... ¿negros? Digámoslo así...
Desde que salió aquella vez del hospital, yo solo recuerdo llamadas para ver quién va y cuando, llamadas para decir que otra vez ha pasado algo...
Recuerdos de alegrías también por parte especialmente
de mi tía y mi abuela, con anécdotas de mi abuelo en la residencia, sobre cuántos
años tiene, 56, cuántos hijos tiene, que no está casado...
He de admitir que admiro a estas dos grandes
personas ya que le veían día tras día y aun así aguantaban sin derrumbarse ni
un solo momento, y yo, el día que le veía lo pasaba realmente mal, admiro esa
fuerza de voluntad, esa paciencia y como son capaces de llegar amar tanto a una
persona....
14.Septiembre.2011
Mi forma de desahogo.
Yo os voy a contar lo que realmente es, yo os contare lo que los
médicos todavía no saben, lo que realmente pasan las familias cuando alguien
sufre esto...
Mucha gente piensa, que bueno, alguien el cual sufre EA (enfermedad de
Alzheimer), se le mete en una residencia y punto; no es tan fácil.
Lo primero de todo, es un familiar tuyo, cuesta mucho abandonarle y
sobre todo sabiendo que está enfermo, dejarle con otras personas.
Cuando una familia descarta esa opción, lo único que le queda es
gestionarse bien y cuidarle como puedan.
Mi abuelo a día de hoy, tiene 83 años, el Alzheimer o EA se lo
detectaron a los 74, es decir, más o menos hace unos 10 años, cuando yo tenía
6.
No tendré muchos recuerdos, pero si recuerdo como mi madre se peleaba
con él, por no acordarse de cosas tan sencillas que hasta parecían
estúpidas...
Fueron pasando los años y mi abuelo ya estaba con medicinas las cuales
le ayudaron bastante a frenar "esa gran pérdida", lo principal del
Alzheimer, pero se le veía la torpeza que iba adquiriendo y ese miedo porque se
iba dando cuenta de lo que iba pasando.
Esas pastillas fueron quitadas del mercado hará unos 4 años
aproximadamente porque unos de los efectos secundarios era el Párkinson,
otra enfermedad muy fastidiosa también. Por lo que mi abuelo se quedó sin
medicación eficaz.
Ese fue el punto de no retorno.
Cada vez le costaban más las cosas más simples, hasta que llegó el
momento a pasar completamente dependiente.
Mi abuela estuvo junto a él en todo momento, y sus hijos también.
Recuerdo llamadas a casa a las 3 de la mañana pidiendo ayuda de parte
de mi abuela a mi madre para ayudar a mi abuelo porque se había caído y ella no
podía levantarle...
Una persona mayor y con Alzheimer necesita ser atendida las 24 horas
del día, y eso en casa no era posible.
Tras grandes dudas, discusiones en la familia, y pensarlo seriamente,
decidieron meterle en una residencia de día, para que pasara allí todo el día,
que fuera cuidado y todo, y que por la noche volviera.
Al principio todo fue bastante bien, era como un colegio para él, pero
le daba igual, llegaba a casa y no se acordaba, realmente le estábamos
perdiendo, a pesar de todo, yo no me daba cuenta ya
que prácticamente vivía con él y no veía el cambio, pero ya empezó a
dudar en los nombres de la gente, empezó a dudar quién era quién…
Llego un momento en que eran tantas las llamadas nocturnas, que
finalmente tuvieron que llevarle a la residencia todo el día.
Recuerdo lo duro que fue y como mi madre se decía todo el rato: "
como voy yo a meter a mi padre ahí...." "como el voy hacer
esto..."
Los sentimientos de culpa salían por todas partes, pero era lo único
que podíamos hacer, no había otra solución...
Día tras día SIEMPRE alguien de la familia ya fuera hijo, mujer,
hermano, iba a visitarle y pasaba la tarde con él, le hablaban, jugaban al ajedrez
o simplemente pasaban la tarde...
Como podréis comprender esto fue un gran trabajo por parte de todos;
cambio de planes, organización en el trabajo, turnarse…
Desde ese momento yo ya empecé a no verle continuamente, hacia lo que
podía, salía del colegio y sacaba tiempo de estar un ratito con él, pero claro
yo también tenía mi vida, mis estudios... me empecé a dar cuenta de cómo la
enfermedad se lo estaba llevando, como poco a poco, se estaba convirtiendo en
otra persona opuesta a quien era.
Mi abuelo siempre fue una persona muy activa, con una salud de hierro
por lo que gracias a dios pero por poco tiempo aún continua aquí, era un hombre
muy inteligente, sobre todo en las matemáticas, y una persona muy bella en lo
más extenso de su palabra, realmente yo no pude llegar a conocerlo ya que con
tan solo 6 años tengo los recuerdos, de pasarme tardes jugando con él, echar
carreras, y enfadarme porque me castigaba, pero son 4 hijos, y solo hay que
verles para saber cómo fue su padre; mi abuelo.
Bueno como decía, yo le veía lo que podía...
Todo empezó a ponerse negro una tarde, que parecía que todo marchaba
bien... Una llamada, un grito "¿QUÉ?", y todos en el hospital.
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